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7 soluciones frente a las dificultades emocionales

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Algo que me encanta del autoconocimiento es que puede ser muy ecléctico. Según las vivencias y los conocimientos que cada uno tenemos, podemos aprender a gestionar nuestras emociones de formas muy diversas.

No obstante, a la vez, todos somos humanos, así que los procesos que otros han seguido, pueden inspirarnos en nuestro aprendizaje.

Por eso, este mes he lanzado una misma pregunta a 7 bloggers diferentes: “en base a tu experiencia personal, ¿cuál ha sido la emoción que más has tenido que trabajar y qué hiciste para integrarla?” Si te sientes reconocida en sus emociones, quizá sus estrategias pueden servirte.

Las he colocado por orden alfabético según el nombre de sus webs.

1. David G. Alcaraz

Sin lugar a dudas el miedo al cambio ha sido para mí la emoción que más me ha golpeado en la vida y de la que más he aprendido.

Cuando me sentía preparado a dar un salto en algún aspecto de mi vida (cambiar de trabajo o de casa, comenzar una relación de pareja, tener un hijo…), el miedo venía sutilmente y me ponía unos zapatos de plomo para que no pudiese dar un paso hacia delante. Y esto me enfurecía.

“¿Por qué aparece en mi vida?” Me preguntaba a mí mismo una y otra vez mientras sentía sus efectos en mi interior.

Hasta que un día decidí dejar de enfadarme con el miedo, me senté a solas con él y le pregunté haciéndole frente:

¿Por qué me fastidias tanto? Cada vez que tengo el impulso y la motivación de hacer un cambio externo apareces, y me siento molesto porque me frenas, me impides alcanzar mis metas”.

Y  me contestó:

“David, no te estás enterando de nada, como bien dices te freno pero ¿cómo voy a impedirte alcanzar tus metas? Me estás malinterpretando.

Yo estoy aquí para asegurarme de que tu cambio sea permanente y no te dejes llevar por la euforia inicial. Tan solo quiero que lo hagas bien, que no te precipites y que te puedas mantener en equilibrio mental y emocional en los procesos de cambio y adaptación a lo nuevo. Para eso fui creado”.

Esta conversación transformó mi consciencia, me despertó…

Desde entonces ya no sufro cuando aparece mi querido miedo al cambio, lo veo como un amigo que me aconseja antes de iniciar algo nuevo. No es mi enemigo. Lo veía como tal porque me enfadaba con él al sentirlo como un obstáculo, cuando nunca lo fue. Era y es mi protector.

Gracias amigo miedo.

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David es coach especializado en personas altamente sensibles (PAS). Ayuda a través de la Inteligencia Emocional y el Mindfulness a las personas que quieren convertir su alta sensibilidad en su mejor fortaleza y virtud.

2. Andrea de De emociones y más

Si hecho la vista atrás sin duda la emoción que más me ha costado integrar en mi vida es el miedo al dolor o, más bien, miedo al origen de ese dolor.

Hace 4 años, justo el día de mi primer aniversario de boda lo pasé en la sala de urgencias del hospital, el dolor de estómago era insoportable y ya era la séptima u octava vez que acudía.

Perdí casi 15 kg en apenas dos meses, mi miedo a que ese maldito dolor volviera era tal que ponerme el plato de comida delante me provocaba una tremenda ansiedad.

Los estudios tras un ingreso de 15 días revelaron algunos problemas digestivos pero siempre me insistian en lo mismo: lo tuyo son nervios, sin (bajo mi punto de vista) darle importancia al dolor en si.

En esos momentos sentía la impotencia que muchos pacientes me han descrito, esa que te hace sentir imbécil por acudir al médico y que este te juzgue de histérico sin ni tan siquiera mirarte a la cara.

Me negaba a creer eso, me encerraba en la idea de que lo mío era algo físico: ¡soy profesional de esto y sé que yo no padezco ansiedad! El malestar psicológico es fruto del desgaste físico que arrastro desde hace meses, esa idea se repetía constantemente en mi cabeza.

Me costó muchisimo tiempo admitir que a pesar de que los problemas digestivos estaban ahí, era cierto que ante cualquier situación que provocara en mi una emoción negativa mi estomago era lo primero en resentirse.

El propio miedo al dolor me hacia resistirme a esa idea y supongo que también el sesgo profesional.

Entender esto, asumir que las emociones negativas producen en mi ese dolor, me ha echo sentirme mas libre, más consciente y más preparada a la hora de vivir mis emociones negativas.

Cuando salí del hospital nació Deemociones con una idea clara: promulgar tanto en mi como en el resto del mundo el mirar la vida desde el lado positivo, pero siendo conscientes, gestionando nuestras emociones de forma adecuada, viviendolas libremente.

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Andrea es psicóloga y creadora de Deemocionesymas.com, desde hace 8 años su pasión es su trabajo: aprender de sus pacientes las diferentes formas de entender las emociones y enseñar a gestionarlas de forma saludable para vivir la vida desde el lado positivo.

3. Jesús de En equilibrio mental

La emoción más difícil con la que he tenido que lidiar en mi vida ha sido la vergüenza. Desde pequeño siempre me costó hablar con desconocidos. Mi timidez llegaba hasta tal punto que ni siquiera me atrevía a saludar a los vecinos. En lugar de eso, salía corriendo.

Durante toda la adolescencia y la primera juventud, el problema, aunque fue mejorando, se mantuvo.

Imagínate la cantidad de cosas que me perdía por ser tímido.

En un momento de mi vida, empecé a invertir tiempo en desarrollar mis habilidades de regulación emocional. Comencé a practicar mindfulness, aprendí a modificar pensamientos negativos hasta llegar a cambiar mis creencias distorsionadas más profundas.

En paralelo, fui desarrollando mis habilidades sociales. Cada vez me ponía retos más exigentes. Empecé por hablar en público delante de un pequeño grupo de personas hasta llegar a dar una conferencia en un congreso de psicología en inglés. Me fui a vivir a Holanda sin tener ni casa, ni contactos ni saber ni una palabra en flamenco. Descubrí que dejando de evitar los retos que me iba poniendo encima de la mesa la vida, podía cambiar la forma en que mi cerebro reaccionaba.

Al final con mucho esfuerzo he conseguido superar la timidez. Ahora mismo ya no tengo ningún problema en hablar con desconocidos o hacer conferencias ante un público numeroso. Reconozco que no ha sido nada fácil, pero es de lo que más orgulloso estoy en mi vida.

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Jesús es licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y tiene un Máster de psicología clínica y de la salud en la misma universidad y otro en Psicología legal y forense en la European Foundation of Psychology. Desde 2010 ha ayudado a más de 1.500 personas a mejorar su bienestar. Actualmente compagina su actividad como Psicólogo General Sanitario con la dirección y gestión de contenidos en En equilibrio mental, donde ayuda a sus lectores a mejorar su capacidad para manejar emociones de forma dinámica y sencilla.

4. María Mikhailova

La emoción que más me he tenido que trabajar a lo largo de toda mi vida es la falta de confianza en mí misma.

Siempre he creído que era menos que los demás, eso es algo que viene de mis creencias de la infancia de no sentirme suficiente, de ser diferente a mi familia, de haber vivido una infancia nada fácil y haber sido refugiada con 9 años de edad, habiendo pasado por diferentes países, más de 14 casas, 5 escuelas y 3 institutos diferentes.

Esa personalidad insegura hizo que estudiara una carrera “segura” que en realidad no lo fue y cuando decidí que era hora de tomar las riendas de mi vida, me encontró con 30 años y pico y un mundo totalmente nuevo por explorar como el coaching y el emprendimiento.

Para integrar la seguridad sólo he tenido que pasar a la acción, a pesar del miedo: grabar mi primer vídeo que salió fatal, dar mis primeras charlas (a una de las cuales no asistió nadie), ofrecer mi primer infoproducto sin pasar por ningún mentor ni cursos de marketing online.

Todo lo he hecho yo misma, enfrentando mis miedos y los resultados finalmente llegaron. Con esos resultados aumentó mi confianza en mí y cada día sigue creciendo: con cada derrota y cada logro.

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María es coach estratégica, mentora para emprendedores online, escritora y formadora del crecimiento personal y desarrollo del talento. Postgrado en Coaching, Inteligencia Emocional y PNL por la Universidad Rey Juan Carlos. Autora de varios cursos y programas de coaching, es considerada coach de referencia e influencer del desarrollo personal de habla hispana.

5. Virginia de Psicología y Consciencia

En mi caso la emoción que más me cuesta digerir es el dolor-tristeza.

Y las escribo como un tandem porque una me lleva irremediablemente a la otra, no puedo separarlas.

Normalmente siento dolor ante las pérdidas (sobre todo de carácter personal) y cuando se avecinan cambios inesperados que no están bajo mi control o no son deseados, pero que el transcurso de la vida hace que sean inevitables.

También siento dolor cuando quiero controlar cosas, personas o a mi misma; desde esa actitud me siento en la rigidez, inflexibilidad y en el miedo a que las cosas no salgan de la manera en que yo planeo o deseo.

Cuando estoy en ese estado de control llego a un punto donde el dolor brota, muchas veces de forma abrupta, es entonces cuando conecto con la tristeza (y esta es una emoción que no me gusta especialmente porque me hace sentir débil).

Soltar me cuesta, pero es precisamente el dolor, el que me permite aflojar y soltar.

Cuando me rindo al dolor siempre viene después una renovación-transformación.

Un frase que me ayuda con la tristeza  y que intento recordar es “en la vulnerabilidad también está la fuerza”, por eso ni que decir tiene que darme espacio para estar a solas y llorar todo lo que necesito me ayuda a sentir y liberar el dolor y la tristeza.

Con el tiempo he aprendido a que no tengo por qué evitar el dolor, primero porque eso consume una gran energía y segundo porque el dolor me permite abrirme de forma más plena al cambio.

Ahora intento asumir los cambios y sus pérdidas asociadas como algo que me lleva a un lugar desconocido pero más positivo, intento no poner resistencias, de esta forma puedo fluir con las emociones de tristeza y dolor y no dejarme arrastrar por ellas.

Sigo viviendo los cambios como transformadores, pero entro en ellos de una forma más suave.

Entrar de una forma más armónica en los cambios, me permite cerrar etapas y abrir otras nuevas desde un estado más placentero y sobre todo más consciente.

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Andrea es psicóloga online y especialista en familia tóxica. Su objetivo es ayudar a las personas que se encuentran en conflicto o bloqueadas en diferentes áreas de su vida e impulsarlas para que encuentren una mayor autonomía y armonía consigo mismas.

6. Tania de RevolucionaT

La primera respuesta que me ha surgido cuando he leído tu pregunta ha sido la ira, la rabia.

Crecí desarrollando una rabia muy profunda hacia mis padres. Sentía que todo lo habían hecho mal, que no se podía hablar con ellos de nada, que tenía que estar continuamente demostrando que valía. Sentía que me herían con sus palabras, desaprobaba todas sus actuaciones y entraba en conflicto con ellos por la más mínima cosa, con tal de posicionarme por encima y llevar la razón.

Al mismo tiempo, también dirigía la ira hacia mí: porque no era suficientemente valiosa, porque no conseguía controlar esa rabia, porque no encontraba la manera de estar más en paz con ellos y, por tanto, conmigo misma…

Para integrar la ira hice mucha terapia, pero pasaban los meses y no era capaz de ver más allá. Seguía sintiendo que ellos tenían la culpa de todo y, a su vez, me sentía en la obligación de salvarles de ellos mismos y culparles por eso también. Creía que ellos, ya mayorcitos y con mucha más experiencia que yo casi en cualquier cosa, me necesitaban para ser felices y tener una vida mejor.

Llevaba unos meses con un terapeuta Gestalt, cuando me sugirió que hiciese constelaciones familiares.

Fue constelando cuando entendí todo, fui capaz de perdonarles y de perdonarme a mi misma y conseguí que esa ira que sentía se convirtiese en respeto, compasión y amor.

Enseguida vi cambios en mi familia, estábamos más unidos, nos respetábamos más y parecía que ahora la relación entre nosotros iba cada vez mejor.

Quizá lo único que pasó es que yo cambié y, cuando tú cambias, todo lo de alrededor se ve de otra manera.

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Tania ayuda a las personas a superar sus miedos a través de su propio autoconocimiento, para construir la vida que desean y alcanzar su éxito personal.

7. Kiki de Rewilding Drum

Sin duda alguna, la emoción que más he tenido que trabajar es la rabia.

Lo curioso es que no soy una persona, ni rabiosa, ni iracunda sino más bien todo lo contrario: necesito paz y armonía a mi alrededor para sentirme en equilibrio.

Precisamente por este motivo, las circunstancias de la vida que antes me producían rabia, me sacaban completamente de mi equilibrio y me causaban mucho sufrimiento porque no sabía cómo canalizarla.

La única forma de gestión que era capaz de llevar a cabo oscilaba entre dos polos completamente opuestos:

  • Callándome (tragarme la ira para no causar más desequilibrio). Resultado: dolores de garganta crónicos.
  • Comportándome de manera puramente reactiva, tal y como había visto hacer en mi familia a lo largo de los años. Resultado: pérdida de control y sufrimiento para todos los implicados.

Tardé muchos años en aprender que había otros caminos:

  1. Mi primer maestro se presentó en forma de compañero de vida, enseñándome que había formas de expresar todo aquello que llevaba dentro sin tener que romper el equilibrio sino más bien, reestableciéndolo gracias a una comunicación adecuada.
  2. El segundo maestro adoptó una forma de lo más inesperada: la de dos personitas, a las que llamamos hijos, que nos hacen irremediablemente de espejo y nos muestran, con pura inocencia y amor, nuestro lado más esperpéntico. En ellos fui capaz de observar el patrón que yo misma estaba repitiendo como un autómata, heredado del inconsciente familiar. Cuando lo ves con tanta claridad no te queda otro remedio que salir del mismo y buscar nuevas formas de expresión y comunicación.
  1. Pero lo que más me liberó fue comprender que todo lo que ocurre en la vida es neutro y que la interpretación que hacemos de lo que ocurre nos produce unas emociones u otras. Ser consciente de que no somos marionetas en las caprichosas manos del azar, sino que podemos elegir interpretar los hechos de manera constructiva, es a mi juicio, el primer paso para recuperar la libertad que todos buscamos.

La pérdida de la misma es el resultado de un largo proceso de domesticación humana que empezó hace diez millones de años cuando decidimos cambiar libertad por seguridad. Pero esta es otra historia. Si quieres saber más al respecto te invito a pasarte por aquí.

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Kiki Nárdiz es coautora del blog Rewilding Drum, desde el que comparte estrategias y herramientas para ayudarte a salir del automatismo y a recuperar la energía a través del contacto consciente con la naturaleza.

7 + 1. Núria de La escritora de tu vida

En mi caso, las emociones que he tenido que trabajar más en mi vida, han sido la tristeza y la rabia. Pero no te hablaré hoy de cómo las he gestionado, ya que lo he comentado en otros artículos del blog. Aquí tienes la rabia y aquí la tristeza.

No obstante, te contaré la emoción en la que ahora estoy enfocada: el placer.

La verdad es que me resulta algo difícil hablarte de este tema, ya que está muy reciente y todavía no he conseguido resolverlo al 100%.

Como he contado muy brevemente en otros lugares, hace poco inicié un nuevo proceso de terapia personal. Porque eso es lo que hago cuando quiero resolver algún asunto que me preocupa.

En este proceso, he descubierto 3 causas por las que no consigo abandonarme al placer. Una de ellas es porque creía que, si disfrutaba de la vida, no estaba honrando la muerte de mi padre.

A día de hoy, todavía no sé cómo conseguiré integrar esta emoción en mi vida, pero sí te diré lo que estoy haciendo gracias a la terapia y a mis conocimientos: me estoy rindiendo.

El tipo de terapia que hago (DFA, reconocimiento de patrones somáticos) implica que mi terapeuta me “masajea” para mover ciertos tejidos corporales (las fascias); mientras, vamos hablando para reconocer ciertas creencias instaladas en mí.

Siempre me ha resultado muy difícil relajarme por completo ante un masaje, pero con Claudia me está resultando sencillo. Y, para conseguir disfrutar, atreverse a perder el control, relajarse, es fundamental.

Con esta pérdida de control, han aparecido otras viejas amigas: la rabia y la tristeza, así que he tenido que volver a gritar y llorar en profundidad en mi viaje hacia el reencuentro con el placer.

Por lo tanto, lo que he hecho hasta ahora es: permitir que otros me toquen y expresar las emociones que salen del encuentro entre las dos pieles.

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Soy Núria y me dedico a dar herramientas de autoconocimiento para superar los dolores físicos y emocionales a través de la Terapia de Movimiento y la escritura. Es decir, te doy recursos para que conectes con tus sensaciones y tensiones corporales para que aprendas a gestionar tus emociones. Mi página web es esta en la que te encuentras: La escritora de tu vida.

Ahora te toca a ti responder, ¿cuál ha sido la emoción que más has tenido que trabajar y qué hiciste para integrarla? O, si lo prefieres, ¿cuál es la emoción que más te preocupa ahora?

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Sobre
La Autora

Aceptar y entender tus emociones es aceptarte y entenderte a ti misma.

Valora si este también es tu camino con 1 ejercicio de terapia corporal para conectar con tus sentimientos.

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10 comentarios en «7 soluciones frente a las dificultades emocionales»

  1. Gracias Núria!
    Me hizo mucha ilusión q contases conmigo y me parece q el articulo te ha quedado genial!
    Ojalá ayudemos a mucha gente con él!
    Un abrazo a ti y otro para los compis q también han formado parte de esto.

    Responder
  2. Hola Nuria!!
    Waw!! Que enriquecedor, cada respuesta es un aprendizaje a integrar en nuestro conocimiento, la seguridad en uno mismo, el miedo al cambio, la tristeza, la rabia… todas emociones negativas que se encasquillan paralizando nuestras vidas, las respuestas, fruto del aprendizaje y la reflexión son de muchísimo valor y seguro que muchas personas se verán reflejadas.
    Gracias por invitarme a participar rodeada de compañeros gigantes!
    Un abrazo

    Responder
    • ¡Hola, Andrea!

      Gracias a ti por la participación en el post. Ha sido un placer trabajar con todos vosotros.
      Como dices, creo que muchas personas podrán verse reflejadas en las respuestas porque, a pesar de que todos somos diferentes, es más lo que nos une que lo que nos separa.
      Un abrazo.

      Responder
  3. Hola Núria,
    ¿Cómo decirlo?… GRACIAS.

    Gracias por este post que tanto inspira y que nos hace sentirnos tan humanos y sencillos a la vez.
    Gracias por permitirme el lujo de participar en un artículo con tanto crack presente y por la oportunidad de aprender de ellos.
    Y gracias por mostrar una vez tu lado más cercano.

    Confío en que estas experiencias personales puedan llegar a los corazones de aquellos que se encuentren perdidos y sin saber cómo darle dirección a sus emociones enquistadas.

    Gracias Núria, de corazón.

    Un fuerte abrazo

    Responder
    • ¡Hola, David!

      Gracias por tus sinceras palabras de agradecimiento. Todo lo que me mandas, te lo devuelvo a ti y al resto de compañeros que me han ayudado a crear este post que, seguro, servirá para inspirar a otras personas.
      Un abrazo,

      Núria.

      Responder
  4. Hola Nuria,

    te agradezco mucho que hayas contado conmigo para este completo artículo que tanto puede ayudar a gestionar las emociones de diferentes maneras.

    Me gusta mucho como ha quedado y menudo honor estar entre los colaboradores de altura que te acompañan!

    De nuevo gracias y un abrazo enorme!

    Kiki

    Responder
    • ¡Hola, Kiki!

      Muchas gracias por tu comentario.
      Ha sido un placer poder contar con tu experiencia también.
      Entre todos, nos ha quedado un artículo muy pontente 🙂
      Un abrazo!

      Responder
  5. Muchas gracias por est artículo Nuria, a veces todo suena tan edulcorado y tan de manual que se pierde el factor humano y las pequeñas cosas que hacen que nada sea tan fácil como cuatro sesiones de coaching. El mundo de las emociones es precioso, una escuela impresionante aunque duro muchas, muchas veces.
    Me repito gracias, por la transparencia, por la humanidad y por la esperanza que se recibe de este artículo.
    Un abrazo,
    Lou ♥

    Responder
    • ¡Hola, Lou!

      Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón con que el mundo de las emociones es precioso, pero también duro a veces.
      Sin embargo, a mi entender, creo que es mejor atrevese a vivir esas partes un poco más oscuras para poder ver nuestra luz.
      Un abrazo!

      Responder

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