Dime, ¿cuánto hace que no te abandonas al placer? Y no me refiero al placer sexual. Me refiero al gozo de saborear una deliciosa fruta de temporada, el de observar una hoguera crepitar, el de pasear por el bosque tras una tormenta, el de pararte a acariciar un gato callejero mimoso, el de darte un masaje en los pies tras una larga jornada. ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que hiciste algo sólo por disfrutar de ese momento?
Nos cuesta abandonarnos al placer. Porque el placer es disfrute del cuerpo y pesan en nuestra cultura todas las ideas relacionadas con el pecado de la carne. El gran pecado que todavía provoca que le digamos a las niñas y niños “no te toques ahí.” Con lo divertido, relajante y placentero que es tocarse “ahí.” Y no me refiero a la masturbación. ¿Has probado alguna vez de acariciarte la vulva o el pene sólo por acariciarlo, sin buscar nada más?
Aunque también es verdad que las sociedades modernas hace años que viven en una especie de hedonismo constante. Sólo hace falta pasearse por alguna red social. Parece que todos estamos gozando de lo lindo tomando ese batido verde en ese hotel de lujo en medio de esa isla tropical. Pero ése es un hedonismo vacío, un hedonismo hacia el exterior. No es importante que lo estemos pasando bien. Lo importante es mostrar que lo estamos pasando bien.
Para poder sumergirse en el placer, hay que abandonar el mundo de las ideas, aquello a lo que llamamos “la mente.” Es necesario abandonarse al cuerpo, dejar que los sentidos nos hagan llegar su información. Despegar los ojos del móvil para observar las copas de los árboles y los pájaros bailando en sus coqueteos primaverales; permitir sentir el contacto de nuestros pies con el suelo; ensanchar nuestro pecho para llenarnos de aire; acariciar cada centímetro de nuestra piel; dejar que el sol caliente nuestra espalda. No hay que pensar para disfrutar de todo esto. Sólo hay que sentirlo, vivirlo.
En este sentido, los animales son nuestros maestros. Observa los animales que viven en libertad. Observa las mascotas que tengas en casa. Mira cómo tu perro se divierte jugando, aunque ya sea un abuelete. Descubre cómo tu gato se lava y masajea justo antes de hacer su siesta. Aprende con estas maravillosas fotografías de zorros zen. Los animales son expertos en buscar el placer. ¿Por qué nosotros, que somos animales también, nos empeñamos en olvidarlo? ¿Por qué importan más nuestras preocupaciones, objetivos, trabajos?
Te voy a contar lo que yo he descubierto. Cuando nos abandonamos al placer, nos damos cuenta del gozo de la existencia. Nos damos cuenta de que lo único importante son esos momentos en los que la dicha de vivir se hace presente. Confiamos en la vida cuando sabemos disfrutarla. Confiamos en que tenemos todo lo necesario y no necesitamos nada más. Somos felices cuando sabemos darnos placer.
Por eso, no interesa que descubramos lo que el placer puede regalarnos. Porque, en estos tiempos que corren, es toda una revolución entregarse al cuerpo, permitirse el disfrute que no lleva a ninguna otra parte que no sea el de estar en paz con nosotras mismas y nuestra vida. Tenemos que aprender a entregarnos al placer, porque de ello depende nuestra estabilidad y nuestra cordura.
Hoy voy a regalarte un ejercicio de Terapia de Movimiento Libre para que puedas disfrutar o, por lo menos, para que puedas experimentar cómo es buscar el placer para ti. Es un audio de 12 minutos aproximadamente. Mi propuesta es que vayas a una habitación de tu casa, la que tú quieras y pide que no te molesten. Crea un ambiente agradable. Pon alguna vela o incienso. Busca algunos cojines, mantas o algún lugar en el que puedas tumarte/sentarte y sea cómodo. Dale al play.
Vamos, pruébalo. Si no puedes ahora, guarda este artículo en los marcadores de tu navegador. Apúntate el link. Si estás apuntada a la lista de correo, marca el mail como no leído. Lo que quieras, pero date el permiso para regalarte una experiencia de placer. Ahora, más tarde o mañana. Pero busca el momento. No hagas que se pierda esta oportunidad. De ti depende.
¿Me cuentas tu experiencia en los comentarios?
Música: Jason Shaw.
Foto: Larm Dreaming para Unsplash.
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4 comentarios en «El secreto que esconde el placer»
Hola, si me ha encantado, solo que me ha sabido a poco, es como si el audio fuera demasiado deprisa, pero bien, lo voy a practicar mas,jjj
Hola, Ana!
Muchas gracias por tu comentario.
Tomo nota de tu opinión.
De todas formas, ahora que sabes cómo hacerlo, puedes practicarlo en casa a tu ritmo 😉
Nuria,
lo he practicado y Me ha gustado el mimo al cuerpo .
Me ha venido un recuerdo al masajearme los pies, una emocion de tristeza, ya que me recuerda que le daba masajes a mi padre y me mueve desde ese lado.
Muchas gracias,
saludos,
Hola.
Muy interesante el tema de que los animales no humanos disfrutan más.
Hace mucho que le doy vueltas y he llegado a la conclusión de que eliminar el factor dinero de la ecuación, haría que las personas pudiésemos parecernos más al resto de animales en ese sentido (eliminar preocupaciones y permitirnos gozar de las pequeñas cosas).
Un abrazo.