Mientras escribo estas líneas, es miércoles 6 de abril de 2016. Las 10:15h. Es decir, quedan menos de 24 horas para tener que publicar el artículo. Pero todavía no tengo nada claro. Ayer medio escribí uno, pero no sentía que fuera bueno, así que hoy lo he descartado. A las 9 de la mañana me he puesto a hacer una lluvia de ideas acerca de otro tema, más parecido al que yo quería tratar hoy. Sin embargo, me cuesta estructurarlo y darle un orden claro. Desesperada por ver que el tiempo pasaba, me he propuesto hacer lo que hago en estos casos: ponerme a escribir sin procesarlo por la mente. Lo que a continuación sigue es el resultado de mi ejercicio.
Lo que me ocurre hoy es que estoy premenstrual. En unos días me bajará la regla y, cuando estoy así, mi cuerpo no responde. Mi cuerpo no está para estructurar, ponerse objetivos ni para escribir textos demasiado sesudos. Hoy mi cuerpo me pide descansar; me pide hacer unos ejercicios de Bioenergética para librarme de este dolor de cabeza con el que me he levantado y me pide ponerme a leer la novela que he elegido para esta etapa premenstrual. (Nada de ensayos en estos días. Este mes estoy releyendo El juego de Ender).
El conflicto viene cuando mis necesidades corporales chocan con las obligaciones que tengo. Seguro que a ti también te ha pasado. Tenías que ir a trabajar, pero te apetecía dar un paseo por el bosque en un día soleado; tenías una cita ineludible, y tú lo que querías era tumbarte en el sofá con pijama para ver una peli. Tenías que madrugar justo el día en que te estabas muriendo de sueño. Como estos, miles de ejemplos más.
¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos en situaciones como éstas? Seguir la voz de nuestro deseo. Es decir, hacer caso al cuerpo. Si el cuerpo te pide descanso, descansa. Si tiene sed, bebe un buen vaso de agua. Si quiere quedar con tu mejor amiga, llámala. Si quiere expresarse: baila, pinta o escribe. Tú cuerpo eres tú. Y, por lo tanto, las necesidades de tu cuerpo son las tuyas, las que de verdad tienes.
Pero, tranquila, no soy una ilusa. Conozco la sociedad en la que vivimos. Así que sé cómo de difícil resulta vivir siguiendo la voz de nuestro deseo cuando hay tantas obligaciones: trabajar en algo que quizá no te llena, hacer las tareas de casa, cuidar de los hijos e hijas sin más ayuda que la del padre o los abuelos (eso si tienes suerte), estar guapa y radiante (con el tiempo que implica teñirse, depilarse, maquillarse, etc.) y, por supuesto, comprar. No olvides nunca que, para ser una buena ciudadana, tienes que consumir.
¿Dónde quedan las necesidades verdaderas, las que harán que tu vida sea más placentera y gozosa? No te queda tiempo para ellas. Lo sé. Todas y todos vivimos en esta enfermedad del “no tengo tiempo.”
El gran problema es que, si no nos permitimos hacer lo que el cuerpo quiere, nos enfermamos, nos tensamos o nos deprimimos. Nos desequilibramos. Y, entonces, es peor. Porque necesitamos más tiempo para curarnos, destensarnos o animarnos. Ese tiempo que no tenemos. ¿Qué ironía, no?
Por eso hoy te propongo una pequeña gran revolución. Busca hoy un momento para hacer lo que te dé la real gana. Lo que quieras. Lo que te pida el cuerpo. O lo que lleva pidiéndote desde hace días. Date un paseo, empieza a escribir un diario, queda con tu mejor amiga, duerme más o haz este ejercicio de exploración corporal.
La única condición es que sea un tiempo para ti y tu deseo, para escucharte. Nada de sentarte frente al televisor o Facebook, nada de quedar con esa persona pesada a la que no te apetece ver, nada de irte de compras. Tiene que ser un momento para conectar contigo misma, no todo lo contrario. Sólo si conectas contigo, ganarás vitalidad, energía y armonía.
Vamos, anímate. Pide ayuda, busca tu estrategia, adáptate a tus posibilidades. Sé que puede ser difícil para algunas. En los tiempos que corren, es toda una revolución tomarte ese tiempo. Pero lo necesitas si quieres sentirte mejor, ser más feliz y disfrutar más de la vida.
Yo, por mi parte, hoy voy a trabajar lo mínimo y, después, me tomaré el día libre. ¿Qué vas a hacer tú? Explícamelo en los comentarios. O, si lo prefieres, puedes extender esta revolución compartiendo el artículo en tus redes sociales.
PD. Son las 11 h. He terminado un artículo del que me siento más orgullosa y con el que he empleado menos tiempo. Todo porque me he permitido escribir como mi cuerpo quería 🙂
Foto: Maarten van den Heuvel, para Unsplash.
Guardar
Guardar
7 comentarios en «La revolución de hacer lo que el cuerpo te pide»
hoy me voy a darme un masaje con aceites esenciales, jjjj
Buena idea, Ana! 😀
Pues para no tener claro lo que querías escribri me ha encantado tu artículo! Hay mucha verdad en tus palabras.
Y voy a tomar nota de tu consejo, y esta tarde voy ha hacer algo que llevo mucho dias queriendo hacer y no he podido, o no he encontrado el momento.
Sigue asi!
Muchas gracias, Ingrid!
Me alegro mucho de que hayas tomado esa decisión. Que lo disfrutes 🙂
Se nota que este artículo te ha salido del alma, y me he dado cuenta del porque hoy yo también me siento rara y todo me cuesta mas: acabo de entrar en mi querida fase premenstrual! Y no he tomado un momento de descanso 🙁
Esta noche o mañana intentaré seguir tu consejo, aunque… todavía no tengo listo mi post de la semana que viene y me pongo nerviosa!
Un beso guapa! 😀
Sí, me salió totalmente del alma.
La premenstrual… a mí también me da muchos “problemas” si no le hago caso.
Ojalá te animes a buscar un momento de descanso. Seguro que eso te ayudará a crear desde otra perspectiva 😉
Un besazo!
Excelente escrito!!
Te felicito 🙂
DIOS TE BENDIGA