En el último artículo, te expliqué que las tensiones y dolores de nuestro cuerpo, muchas veces están provocadas por emociones que, de forma inconsciente, reprimimos a lo largo del día.
Muchas de vosotras me preguntasteis qué puedes hacer cuando te duele algo y sospechas que se debe a una emoción reprimida. La forma que te propongo de hacerlo es adentrándote en tu cuerpo y sensaciones físicas. Por esto, he decidido escribir un artículo explicándote en 6 pasos un ejercicio de Terapia de Movimiento Libre que te permitirá acceder a esa información que hay en tu cuerpo.
¡Vamos allá!
Paso 1. Aterriza en el presente
Lo primero que tienes que hacer es buscarte un espacio y un lugar en el que puedas estar en soledad. Si es necesario, pide no ser interrumpida.
Pon una música que te resulte agradable. O, si lo prefieres, puedes usar esta lista.
Muévete por la sala en la que estás. Descúbrela como si fuera la primera vez que estás en ella. Por ejemplo, fíjate en el color de las paredes, en la textura del suelo, en la luz y la sombra del momento, en las temperaturas de los diferentes materiales, en el olor de los objetos. Fíjate en aquello que llame tu atención.
Puedes usar todo tu cuerpo para explorar el espacio; puedes apoyar la espalda o acariciar con los pies. No te limites a usar las manos y la vista. Busca diferentes posibilidades.
Mientras vas explorando, trata de no aferrarte a tus pensamientos. Si aparecen, vuelve a centrar tu atención en aquello que estás observando.
Llegará un momento en el que te sentirás más conectada con el presente. Lo sabrás porque habrás empezado a bostezar, tus ojos lagrimearan o, de repente, te apetecerá estirar el cuerpo como si acabaras de levantarte.
Cuando esto ocurra, puedes empezar el siguiente paso.
Paso 2. Calienta el cuerpo
Cuando quieres hacer deporte, lo normal es calentar antes para evitar lesiones. Con la Terapia de Movimiento Libre es parecido. No puedes esperar entrar en contacto con aquello que te duele si no has preparado el cuerpo. Por eso, ahora puedes empezar a explorar tu cuerpo de la misma forma que has hecho con la sala. Las posibilidades son infinitas, tantas como se te ocurran. Puedes bailar, estirarte, movilizar las diferentes partes o hacer algún ejercicio que conozcas (yoga, tai chi…).
Lo importante es que te fijes en las sensaciones que aparecen. No tienes que hacer el ejercicio de forma perfecta, sino que tienes que observar qué sientes al hacer ese movimiento. Puede que empieces a experimentar cosquilleos, sensación de frío o calor, presiones, tensiones, pesadez o ligereza, partes separadas o unidas, etc. Esto solo son ejemplos, hay infinidad de sensaciones físicas que ahora pueden aparecer.
Obsérvalas sin juzgarlas o sin buscar los motivos por los que aparecen.
Paso 3. Mueve tu dolor
Cuando te hayas acostumbrado a recibir los estímulos sensoriales de esta forma, puedes dirigirte a esa zona que más te duele o está más tensa en este momento. Se trata de hacer lo mismo que has hecho hasta ahora, pero con esa parte específica.
Deja que tu intuición o cuerpo sean los que la muevan, sin dirigir tú. Tú solo tienes que preocuparte de ir percibiendo las sensaciones que aparecen, igual que antes.
No te quedes en la capa superficial del dolor. Insiste, sumérgete en él de la forma en la que se te ocurra: masajea, mueve, retuerce, baila… Cualquier cosa es válida mientras te sirva para adentrarte en las sensaciones de tu dolor o tensión.
Paso 4. Expresa tus emociones
A medida que vayas adentrándote en tu dolor, es posible que vaya apareciendo una emoción. Puede que, de repente, empieces a sentirte muy cansada, te enfades o te pongas triste, por ejemplo.
Permite que esas emociones estén ahí. No las reprimas, aunque te resulten incómodas. Deja que aparezcan, tomen su espacio y, en la medida de lo posible, exprésalas. Si te sientes enfadada, puedes gritar o golpear. Si te sientes triste, permite que afloren las lágrimas. Si estás cansada, estírate y relájate.
Haz aquello que te pida el cuerpo. Tú mejor que nadie sabes lo que tienes que hacer. Concédete expresar esa emoción, sin juzgarla, sin pensar que es irracional. Esa emoción está ahí, así que permítele estar ahí. Dale un lugar. Forma parte de ti.
Si llega un momento en el que te resulta demasiado fuerte, te irá bien hacer un enraizamiento. En el vídeo del link te explico cómo hacerlo. Pero no temas, no aparecerá nada que no estés preparada para afrontar.
Paso 5. Vuelve a aterrizar en el presente
Poco a poco, cuando te sientas aliviada, ves depegándote de esa emoción.
Ves volviendo a la sala en la que estás. Vuelve a fijarte en los elementos que la componen, en el ruido que viene de fuera, en las luces y sombras, en la temperatura, etc.
Vuelve otra vez al momento presente. Puedes andar por la sala o acariciar sus diferentes elementos. Lo que te vaya mejor para volver al aquí y ahora.
Paso 6. Escribe y reflexiona
Cuando te sientas preparada, coge papel y bolígrafo. Escribe acerca de tu experiencia. Sin pensar demasiado en lo que vas a escribir, deja que fluyan las palabras sin procesarlas por el pensamiento. Escribe lo que te apetezca, sin juzgarlo.
Si lo prefieres, también puedes contestar estas preguntas que te propongo: ¿qué parte ha sido la que más te dolía? ¿Coincidía esa parte con la que te duele habitualmente? ¿Por qué crees que ha aparecido esa emoción? ¿La puedes relacionar con alguna situación de tu vida? ¿Qué puedes hacer a partir de ahora para aliviar tu malestar?
En definitiva, se trata de permitir un lugar y un espacio para que puedas adentrarte en ti misma. Este ejercicio es una herramienta para que puedas conectar con tus emociones sin tener que pensar en ellas. Verás como, si usas tu cuerpo para ello, la información te llega de forma directa, sin dudas.
Los ejercicios que propongo en La escritora de tu vida, tanto en los talleres como los que grabo en audio, tienen unas características similares a este. Si no estás apuntada a la lista de correo, apúntate desde este link y te mandaré, de regalo, un ejercicio en audio de exploración corporal.
Dime, ¿te ha quedado alguna duda de cómo hacer este ejercicio en casa? Si es así, pregúntamelo y te respondo.
Foto principal: Volkan Olmez para Unsplash.
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2 comentarios en «6 pasos para descubrir la emoción reprimida de tu dolor corporal»
Gratitud solo observando vídeo hace bien
Bien