Si tienes un bloqueo emocional, presta atención a esta historia y al vídeo de esta semana.
Julia no sabía de qué hablar en la primera sesión de terapia que tuvimos juntas.
Como el tipo de terapia que yo hago no tiene un abordaje mental, eso no supuso ningún problema.
Así que le propuse hacer un ejercicio de Terapia Corporal Emocional, en el que observamos las sensaciones físicas que había en su cuerpo.
Cuando hago esta práctica, al final, acostumbro a preguntar si se percibe alguna emoción.
A algunas personas, el solo hecho de detener su discurso mental y mirar hacia adentro provoca que conecten con un sentimiento.
Pero no fue el caso de Julia.
Al terminar, me dijo que no había sentido ninguna emoción, solo relajación y una presión en el pecho.
Después de eso, seguimos la conversación y me comentó que, cuando hablaba de temas íntimos con alguna persona, siempre se escapaba desviando la vista hacia el móvil.
Tanto la presión en el pecho como su evitación, me indicaron que Julia tenía un bloqueo emocional.
Eso me dio las claves necesarias para seguir adelante con su proceso terapéutico.
En su caso, a lo largo de las sesiones que hicimos juntas, puse mucha atención en los dos puntos que te cuento en este vídeo.
Si quieres poner en práctica estos dos puntos, casi seguro que te interesa la propuesta que te haré el 31 de mayo.
Se trata de una nueva edición de mi curso El cuerpo sentido que, en este caso, irá acompañada de sesiones grupales. Si quieres enraizarte en el cuerpo y aflojar las tensiones físicas de tu bloqueo emocional, quédate atenta a mis e-mails.
Si todavía no recibes mis correos, puedes hacerlo desde este enlace. Te mandaré un ejercicio para conectar con tu cuerpo de regalo.