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¿Qué cara enseñas a los demás?

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Hace 10 años, me gustaba alardear de ser una chica muy activa en el ámbito sexual. Buscaba tener varios rollos y me encantaba contar mis experiencias a casi todo el mundo a mis amistades. En aquella época hice y dije cosas que ahora no repetiría; pero lo cierto es que, con el tiempo y bastante dosis de autoconocimiento, aprendí que esas actitudes escondían mi mayor carencia emocional.

La Núria a la que se le cambiaba la cara cuando hablaba de sexo era una máscara. Una máscara que buscaba disimular mi necesidad de afecto. Y, para conseguirlo, daba lo que creía que los demás esperaban de mí.

Me da bastante vergüenza hablar en público de esta etapa de mi vida. No me siento orgullosa de este pasado. No obstante, me ha venido genial para introducirte el tema de la máscara.

Todas interiorizamos una máscara. La máscara es la forma en la que nos presentamos a los demás. Aquello que mostramos y por lo que, la gente que no nos conoce en profundidad, nos recuerda. Hay personas que usan la broma para esconder su tristeza. Otras se muestran amables en exceso para que el rencor no estalle en la cara de los demás. Y otras se muestran activas para esconder su necesidad de dependencia. Hay muchas opciones.

La máscara no es mala. Es necesaria. No podemos ir con la emoción hacia afuera todo el día. Necesitamos unos mínimos para poder movernos por la sociedad. De lo contrario, nos emocionaríamos en el momento menos oportuno. Imagínate ir a renovar tu DNI y ponerte a llorar delante del funcionario porque tu novio te dejó el día anterior. No es plan.

Como en todo, el problema está en los límites. Cuando esa máscara que usamos frente al funcionario la usamos también delante de nuestros seres queridos o de nosotras mismas, es cuando empezamos a reprimir nuestras emociones en el lodazal de nuestro cuerpo. Ahí llega el momento en que te rompes y empiezan los dolores en el cuerpo.

La emoción que hay tras esa máscara puede estar enquistada en diversas partes del cuerpo. Sin embargo, el lugar donde se hace más presente la máscara es en el rostro. La próxima vez que alguien sonría, fíjate en sus ojos. Cuando la sonrisa es verdadera, los ojos también “sonríen” y brillan. Si están apagados, esa persona te está mostrando su máscara social.

Hoy me gustaría que reflexionaras sobre este tema. Para ello, te he preparado un audio que te permitirá adentrarte en las sensaciones y tensiones de tu rostro. Un cráneo muy tenso indica estar actuando frente a los demás. Si después del ejercicio crees que esto puede ser cierto para ti, te invito a que reflexiones por escrito en base a estas preguntas:

  • ¿Cómo te muestras a los demás?
  • ¿Hay algo que esa actitud esconda?
  • ¿Algún tipo de necesidad emocional?
  • ¿Cómo te gustaría mostrarte?
  • ¿De qué forma podrías empezar a practicar este nuevo yo social?

Te dejo con el audio:

¿Me cuentas tu experiencia en los comentarios? Me encantará leerte. Además, siempre contesto.

Si quieres más ejercicios corporales, puedes apuntarte a la lista de suscriptoras. Por hacerlo, te regalaré el curso Primeros pasos para escuchar tu cuerpo.

Música: Chris Zabriskie.

Foto: Ferhat Deniz Fors para Unsplash.

 

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Sobre
La Autora

Aceptar y entender tus emociones es aceptarte y entenderte a ti misma.

Valora si este también es tu camino con 1 ejercicio de terapia corporal para conectar con tus sentimientos.

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10 comentarios en «¿Qué cara enseñas a los demás?»

  1. Me encanta lo que has escrito hoy.
    Es cierto lo de la máscara social. Yo me fino mucho en la,cara de la gente y como lo que se ve no concuerda con lo que en realidad hay.
    Yo también peco de lo mismo, me ha llegado lo que has dicho.
    Estoy cansada muchas veces de representar la máscara pero como bien dices en momentos es muy necesaria para no dejarte llevar por las emociones en lugares que no toca.
    Es curioso ya que a mi me pasó cuando me divorcie hace ya tiempo tuve que ir hacer unas gestiones con hacienda, o sea la declaración. Estaba ese día muy baja y recuerdo que me dijo algo la empleada y me derrumbe llorando.
    Me ha pasado muchas veces, sobretodo cuando siento que el que habla y lo q dice me lo dice a mí. Ahí o bien me derrumbo o bien reacciono atacando. Y es cierto mi cara en esis momentos o bien tiembla o bien está a punto de estallar contra el otro. Y es cierto que la sonrisa sale como sino pasase nada.
    Uffff!! Que complicado….lo bueno seria utilizar muchas máscaras sin identificarse con ninguna de ellas…de acuerdo al momento que toca y en la situación que vivimos. A mi me es dificil sobretodo por mi ansiedad a nivel social…poco a poco creciendo vamos.

    Un gusto leerte Nuria

    Responder
  2. Hola Nuria,
    Soy de nuevo Jovita.
    He realizado el ejercicio que has propuesto y te cuento.
    He sentido mucha tensión en la zona mandíbula y los labios y músculos me temblaban. Al hacer las muecas notaba toda la tensión y he empezado a bostezar un montón. Al tocar los huesos q sobresalen de mi mandíbula me he puesto a llorar, no se si era tristeza…es como si de la tensión con rabia debajo habia mucha tristeza. Cuando has dicho si venia una imagen, es curioso pues me vino una persona que me encontré en Sant Celoni ayer en el mercado y que es de Barcelona. Me pareció curioso encontrarla ayer y se lo dije a mi marido. El me dijo no des vueltas para saber el porqué y motivos de su encuentro. Hoy me sale su imagen precisamente, esta persona su imagen es apagada y tensa sobretodo su cara. Sus ojos son muy tristes. Ahora se que en ella me he visto a mí. Precisamente esta persona su rol social es de persona dura y yo siempre veía tristeza.
    No se, esto es lo que me ha pasado.
    Gracias de nuevo por el ejercicio.

    Responder
    • Hola, Jovita!

      Muchas gracias por compartir tus reflexiones y experiencia con el ejercicio.
      Las personas que tenemos ansiedad social es habitual que tensemos nuestra cara, ya que es nuestra forma de protegernos. Lo importante es ser conscientes de ella para que no nos impida desarrollarnos con cierta normalidad.
      En cuanto a tu experiencia con el ejercicio, es fantástico que hayas podido expresar tu tristeza mezclada con la rabia. A veces ocurre que sentimos dos emociones, tal como te ha pasado; se debe a que el trabajo corporal es un trabajo “por capas”. Así, en una capa exterior, puede haber rabia. Y, en el fondo, tristeza. Cuanto más te conoces, más puedes ir diferenciando estas capas.
      Genial que hayas podido ver lo que esa persona refleja sobre ti misma.
      Sigue adelante, Jovita.
      Un abrazo!

      Responder
  3. Hola!
    Sí, es necesario descubrirnos lo que ocultamos tras esa máscara. Para mí es la sombra, y creo de corazón que aquello que relegamos a la sombra (o sea, todo lo que no nos gusta), puede llegar a enfermarnos porque no lo liberamos.
    Me encuentro en un camino de liberación de sombra y creo que es clave para una vida plena 🙂
    Gracias por tu artículo ❤

    Responder
    • ¡Hola, Tere!

      Muchas gracias por compartir tus impresiones. Me alegra que estés en el proceso de reconocer tu sombra y liberar lo que haya en ella. ¡Mucho ánimo para seguir adelante!
      Un abrazo bien grande.

      Responder
  4. Hola Nuria, primero agradecerte tu blog y tu curso el cual he empezado hoy.
    La cara como dicen es el reflejo del alma, y en mi caso he de decir que es cierto. Aunque a veces haya sonreído estando triste, mis ojos me han delatado. Mis ojeras se acentúan los días que no me encuentro bien.
    Pocas máscaras me he puesto, pero sí que ha habido gente que me ha engañado con sus máscaras.
    Respecto al ejercicio, me han venido imágenes y recuerdos de mi niñez y de la niñez de mi hijo. Sonrisas, siempre sonrisas. He sentido alegría y me ha dado vitalidad, aunque también me ha hecho ver que últimamente no me río casi, siendo un ingrediente que ha ido desapareciendo de mi vida y ahora veo que lo necesito para estar mejor.
    Espero que co tu curso logre salir de este abatimiento, tristeza y no saber dónde ni lo que hacer.

    Un saludo,

    M. Carmen

    Responder
    • ¡Hola, Mari Carmen!

      Muchas gracias por tu mensaje y por contar tu experiencia con el ejercicio.
      Aunque quizá en el momento sea doloroso reconocer que la sonrisa ha desaparecido de tu vida, es un gran paso para recuperarla. Ánimo con el curso, te dará herramientas para volver a sentir vitalidad conectándote con tus emociones del momento.
      Si tienes cualquier duda puedes escribirme un email cuando quieras.
      Un abrazo.

      Responder
  5. Hola, Nuria! Debo decir que me encuentro confusa acerca de esto de las máscaras. En mi carrera universitaria siempre tenemos que trabajar en grupo y a mí me cuesta mucho entablar una conversación con alguien desconocido, siquiera decirle hola me pone nerviosa. Intento ser simpática pero me noto que mi cara no refleja lo mismo. ¿Quien es la verdadera yo? La simpática y amable o la que pone cara de perro? Gracias de antemano.

    Responder
    • ¡Hola, Eugenia!

      Gracias por compartir tu experiencia. Lo cierto es que, desde aquí, no puedo decirte quién eres realmente tú, ya que no conozco tu caso en profundidad.
      No obstante, es posible que seas las dos.

      Usar una forma para presentarnos a los demás es necesario y esa manera en la que nos mostramos forma parte de nosotras mismas. De lo que se trata es de que esa máscara sea lo más auténtica posible. Es decir, que no tenga que estar con una sonrisa permanente si tú te sientes triste (por ejemplo).

      Cuando notes que estás con una máscara puesta, pregúntate cómo te sientes y trata que esa emoción se refleje en ti, aunque sea en una mínima porción.
      Un abrazo!

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  6. gracias Nuria me ha encantado esta experiencia fue emocionante y desafiante volver a sentir la cara. me senti confortada y alegre y con ganas de amarme y amar mas

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